Economía de Mallorca //
Si aquel 11 de diciembre de 2019 hubiéramos sabido lo que tres meses después sucedería, ninguno de los asistentes al evento “Mallorca Loves MICE” lo hubiera creído.Y es que por aquel entonces las circunstancias y los retos del turismo de negocios en Baleares eran otros. Aún recuerdo las palabras de Ramón Vidal, director general del Palacio de Congresos de Palma y presidente del Mallorca Convention Bureau: “tenemos una joya que todavía no hemos puesto en el mapa, la clave es coordinar todo para crear una marca de destino MICE”. Una marca que pudiera alcanzar la desestacionalización tan deseada y a la vez tan necesaria para nuestro destino, pero también la consolidación de un modelo turístico de calidad y sostenible.
Porque realmente tanto el sector privado, como el público están realizado grandes avances en regenerar el modelo turístico de la isla apostando por otros productos que posicionen Mallorca, Menorca, Ibiza y Formentera como un destino que ha de ser puntero en el segmento de producto MICE.
Y no hablo en pasado porque, aunque es cierto que fue en el mes de enero cuando desde la Agencia de Estrategia Turística de las Islas Baleares (AETIB) se creó el Segmento Estratégico MICE – reuniones público-privadas para poner en común una estrategia y planificación de acciones para mejorar la posición competitiva de Baleares en este tipo de turismo – también hemos podido observar durante el Estado de Alarma, como desde el Consell de Mallorca y el Ayuntament de Palma este año se sigue apostando por diferentes acciones para promover el turismo de negocios que también nos visita para conocer nuestra cultura, historia, gastronomía y además practicar deporte en un magnífico escenario como el nuestro.
No me cabe la menor duda de que Baleares goza de competitividad en el segmento MICE. Disponemos de buena conectividad, infraestructuras, recintos que se adaptan a cualquier modalidad de evento y una oferta de alojamiento, transporte, oferta de ocio y restauración de calidad que reciben un gran impacto económico gracias a este tipo de turista.
Pero la crisis sanitaria y económica del COVID-19 nos ha descolocado el escenario que teníamos y aparecen infinidad de preguntas que muchos profesionales del sector se repiten día tras día: ¿Cuándo se podrá volver a reactivar este turismo en las islas?. ¿Seremos capaces de presentar las islas como un destino seguro y preparado para realizar eventos?. ¿Cuándo se establecerán los protocolos sanitarios para poder volver a atraer el turismo de negocios?¿Cómo se piensa preservar el tejido empresarial y hasta cuando podrán aguantar este parón los profesionales que dependen del sector eventos?
Son muchos los que en estos momentos se encuentran a la espera de volver a redescubrir nuestro destino a aquellas empresas que ya empezaban a dejar de vernos como un destino de sol y playa y nos elegían como la mejor opción para sus reuniones, convenciones, ferias y congresos.
Queda un largo recorrido para muchos, ya que, las dudas y la incerteza se extenderán más allá del verano. No nos olvidemos que la planificación de estos eventos en la mayoría de las ocasiones se realiza con un año o más de antelación.
Es por ello que la posibilidad de un segundo rebrote del COVID-19 que coincidiría con los meses de posible reactivación de este tipo de turismo – octubre y noviembre – mantienen en vilo a los agentes implicados del sector público-privado y las previsiones apuntan a retrasar los eventos para el 2021 y 2022, ya que, algunas empresas corporativas temen por la salud de aquellos empleados que se congreguen en un evento.
Es por ello que, de cada vez más, parece ser que la idea de la realización de eventos híbridos – aquellos que combinen presencia física con aforo permitido y presencia virtual gracias a la tecnología – está cobrando más fuerza. Eso sí, nunca sustituirán las sensaciones y el networking que genera el evento presencial.
Aún así, creo que la principal tarea que tenemos por ahora, al margen de abrazar los grandes avances que la tecnología puede facilitar en los eventos, es la de lograr identificar el mensaje de marca que queremos comunicar para posicionar las islas como un destino seguro y capaz de ofrecer esa confianza tan necesaria que en estos momentos todos queremos recibir y transmitir.
Existe algo que no nos podrán robar en Baleares y es nuestra marca, nuestra identidad, nuestros valores y la capacidad que tenemos para redescubrir nuestro destino.