Much@s dicen que Mallorca nació para ser vivida, exprimida y sorbida – muy poco a poco -, para así saborearla bien. Eso es lo que una vez más me propuse hacer en el nuevo blogtrip que organizaba Som de Mallorca, esta vez en una de las zonas que más desconozco de la isla.
Y es que Cala d’Or, como a muchos palmesanos les suele pasar, casi siempre me ha venido a la mente como una de las zonas turísticas por excelencia y esa que siempre vas dejando arrinconada porque sabes que la tienes siempre cerca para poder disfrutarla. Pero también es cierto que, en mi caso, ese era el discurso en mi mente pre pandemia, el cual ha cambiado ahora.
Seguramente para much@s este ha sido el discurso que nos ha acompañado muchos años, pero tras lo que hemos vivido, la frase ‘No dejes para mañana lo que puedas hacer hoy’ ha cobrado mucha importancia en el día a día.
Si eres de los que empiezan la ruta en Palma, aproximadamente tardarás unos 55 minutos en llegar hasta el punto de encuentro. Cogemos dirección autopista sentido aeropuerto y emprendemos el viaje en coche pasando por lugares como: Campos, Santanyí, L’Alquería Blanca y Porto Petro.
Santanyí es el municipio que está situado más al sur de la isla y pertenece a la comarca del Migjorn. Esta localidad está formada por once núcleos de población, Cala d’Or, Cala Figuera, Es Llombards, Calonge, Porto Petro, Alquería Blanca, Cala Santanyí, Cala Llombards, Cap d’Es Moro, Son Moger y Santanyí.
En esta ocasión, la organización no quería que perdiéramos detalle de la completa oferta hotelera que ofrece el municipio de Santanyí y de las incontables zonas maravillosas en las que se encuentran los diferentes establecimientos hoteleros. Así pues, nos dividimos por diferentes hoteles de la zona y en mi caso sería el Hotel Cala d’Or, “un pequeño paraíso en primera línea de playa en el entorno incomparable de las playas de Santanyí” el que me abriría sus puertas. Al llegar, no me dió tiempo de poder inspeccionar eso de ‘a primera línea de playa…’ pero ya os podéis imaginar cual sería mi primera visita de inspección al día siguiente.
Durante mis días en el Hotel Cala d’Or, gozaría de una habitación en la que realmente podía bailar y bailar, muy amplia y con salida directa a la piscina… Todo un lujo, pero lo que realmente te embelesa de este lugar es la paz, el silencio y la calma que predomina.
La primera parada de este blogtrip tenía nombre y apellidos: Bodega Son Alegre en Calonge. Esta vez, también estrenamos transporte para movernos durante todos los días gracias a la empresa de alquiler de autocares y coches ROIG que nos recogía a cada uno de los participantes en el evento en cada uno de nuestros respectivos hoteles.
Día 1
Romanticismo, paz y tradición. Así podría describir la visita a esta bodega ubicada en la zona de Calonge y que produce unos vinos fantásticos con una producción muy limitada de apenas 20.000 botellas al año. Pero vayamos por partes, porque no solo fue el vino ecológico lo que aquella noche nos cautivó. Y es que todos sabemos lo importante que es la figura del anfitrión en un evento, y en este sin ninguna duda, Miquel de Son Alegre bordó el papel.
Nada más llegar, desde la carretera pudimos ver la magnífica decoración y entorno que nos habían preparado en la bodega. Basta ver esta imagen para hacerse a la idea del cariño y el cuidado del detalle que esa noche nos envolvería. Y allí estaba Miquel, o como él mismo dijo que le llaman de ‘malnom’, ‘En Taconer’.
Sea como sea, él es una de esas personas que han de aparecer en tu vida para enseñarte y aprender el verdadero sentido de la vida. Dueño de la bodega de Son Alegre, su afán por lo real, lo auténtico y lo cercano lo traslada a las incontables ‘batallitas’ que compartió con nosotros durante toda la velada y que para mí sería maravilloso poder recoger en formato de libro.
Sus palabras son sabios consejos y así nos tuvo enganchados a él de forma constante. Pero antes de pasar a lo que realmente nos quita el hipo ‘la gastronomía’, disfrutamos con la explicación de cómo esta bodega mantiene la esencia de sus vinos ecológicos. Y es que Miguel no trabaja por los números, sino por la producción, y es esa producción la que con unos ingredientes de ‘abandono’ y de ‘no interacción con la tierra’ dan un increíble resultado: un vino ecológico que se hace con la ayuda de la naturaleza y que bailó en mis papilas gustativas gracias a dos copas de un delicioso vino rosado con coupage de Chardonay y Malvasia.
Entre copa y copa, no podía faltar una de las delicias de la gastronomía de Mallorca, la coca salada de trampó y también de cebolla con higo…. sublimes.
Mientras, Miquel seguía embaucándonos con sus ‘batallitas’ sobre las innumerables historias del municipio de Santanyí y sobre un nombre: Josep Costa Ferrer, ‘Picarol’. Tal y como nos contó, Don Pep Costa fue el fundador de Cala d’Or, pero además fue dibujante, caricaturista, anticuario, galerista y promotor del turismo balear.
Si os fijáis cuando vayáis a Cala d’Or, veréis como los edificios de poca altura que fueron diseñados por el arquitecto Costa en la década de 1930, guardan la similitud con el estilo arquitectónico ibicenco y no es una coincidencia, ya que el arquitecto nació en la vecina isla de Ibiza.
Y mientras seguíamos catando los vinos ecológicos y escuchando a Miquel, se hizo el silencio para ver cómo un grupo de personas vestidas con trajes tradicionales mallorquines se acercaron para acompañarnos a bailar el baile regional mallorquín o ‘ball de bot’. Algunos se aventuraron y bailaron, pero yo en este caso, prefería mirar ya que esa experiencia ya comprobé con tan solo 5 años que no sería en lo que destacaría precisamente. Así que, al ver los manjares que ya estaban preparados sobre la mesa no pude resistirme a fotografiarlos. Acto seguido allí tenía a Miquel para sorprenderme una vez más. Y es que aquellos manjares irresistibles los había preparado su madre, que con 84 años se marcó un delicioso menú de principio a fin realizado por ella: frito de marisco, tumbet con llampuga y una gigantesca ensaimada casera. Como dicen los mallorquines: déu-n’hi-do!
¡Ah! Se me había olvidado, Miquel no se conforma con hacer vino ecológico, sino que también hace aceite de Oliva Virgen Extra (Oli d’oliva verge extra) llamado SILEO y de una calidad orgánica superior. Con él seguimos descubriendo historias como la del libro: Diari de l’expedició santanyinera al voltant de Mallorca, 1899, Adrover Vicens, S.A. -curador- El Gall Editor, Pollença, 2019) que recoge los acontecimientos más señalados durante el periplo alrededor de Mallorca de 9 componentes del Real Gremi d’Asolladors de Santanyí a bordo del llaüt SANT MIQUEL. en 1899, desde Cala Santanyí hasta Ciutat (Palma de Mallorca).
Un libro que Miquel también recogió en la etiqueta de uno de sus vinos ecológicos. Charlando filosóficamente sobre el enriquecimiento de hacer el bien para estar en paz y en calma con uno mismo y mientras degustamos un chupito de membrillo, se hizo la hora de poner el punto y final a la que habría sido una gran noche.
Día 2
Si has llegado a leer hasta aquí, recordarás que mi hotel presumía de situarse a pie de playa y la verdad, así era. El hotel Cala d’Or gozaba de acceso directo a la playa que desde la zona de desayuno se puede ver perfectamente… una verdadera maravilla. Por un momento, pensé que podía acostumbrarme perfectamente a desayunar cada día con esas vistas. Un lujo y un placer para mis ojos, así que… ¿Quién no se quita las legañas temprano, si sabe que le esperan estas vistas?
Sin ninguna duda, mi salida de la habitación había sido triunfal. Una de las cosas que más valoro cuando voy a los diferentes hoteles de Mallorca es que hagan alarde y den apoyo, por una parte, al producto local o de Km 0 y por la otra a los productores y artesanos de la isla. Que grata fué mi sorpresa cuando en la mesa de desayuno pude ver el aceite ecológico de mi querido Miquel, el SILEO.
Mercado y parroquia de Santanyí – Poblado talayótico de Ses Talaies de Can Jordi
No podíamos empezar mejor el día que visitando uno de los lugares de cita en Mallorca los sábados por la mañana, el mercado. Y justamente teníamos uno que desde siempre ha destacado por su estupenda ubicación y por su gran variedad de producto local.
El mercado de Santanyí abre las puertas los miércoles y sábados de 9h a 14h. con delicioso producto local, artesanal, oferta textil y es uno de los más completos de la isla ofreciendo su diversidad de producto en los puestos ubicados por las calles del centro del pueblo.
Seguro que en estos pequeños puestos encontraréis el regalo ideal para vuestros familiares y amigos: queso, embutido, jabón, artesanía, ropa, calzado… Un mundo de color y vida en el que os encantará perderos. Aparte del mercado de Santanyí nos explicaron que existen otros más especializados, como el mercado de artesanía de Cala Egos y Cala d’Or.
Pero no solo nos iba a sorprender este municipio por su mercado, ya que, nos esperaba su parroquia donde aprendimos la historia del órgano que ubica en su interior, uno de los más importantes de Europa que destaca tanto por su tamaño, por su diseño, como por su sonoridad. Además, este órgano sigue tocándose todos los miércoles y sábados coincidiendo con los días de mercado y a las 12 horas puedes asistir de forma gratuita.
Este órgano barroco es obra de Jordi Bosch, el mejor constructor de órganos del siglo XVIII. El órgano ha sido incluido en la Asociación Europea de Órganos Históricos (Suiza). Sólo 9 órganos europeos forman parte.
Tal y como contó la organista Francisca Suau, parece ser que este instrumento lo transportaron a piezas y lo montaron en el interior de la iglesia. Primero se instaló en el monasterio de Santo Domingo en Palma en el año 1762 y estuvo ahí hasta el año 1837 cuando fue transportado por mar hasta llegar a Santanyí, saliendo de Palma y desembarcándolo en Cala Figuera para posteriormente llevar las piezas en carro hasta Santanyí.
Tras conocer esta historia y callejear por el casco histórico del municipio, antes de comer nos faltaba una de las visitas que más ilusión me hacía, y es que no todos los días, una visita un poblado talayótico, y precisamente esta era nuestra siguiente parada para seguir conociendo los antepasados que esconde el municipio.
El poblado talayótico de Ses Talaies de Can Jordi es casi desconocido y gracias al esfuerzo de personas apasionadas por el patrimonio y por la recuperación de nuestros antepasados ahora ha salido a la luz. Esa persona era Cosme Aguiló. Tal y como Aguiló nos explicó, este es uno de los yacimientos talayóticos más grandes de Mallorca en donde llegaron a vivir unas 250 personas y que tiene 12 mil metros cuadrados.
De los restos que han llegado hasta nuestros días, Aguiló nos comentó que existen unos cuantos elementos realmente impresionantes, desde algunos tramos de muralla magníficos, hasta un talayot circular con su corredor y su columna.
Ahora si que ya tenéis información para disfrutar de un maravilloso plan de sábado por la mañana en el municipio para conocer el patrimonio, la cultura y tradición de la zona. Pero llegó la hora de reponer fuerzas, y con el día tan maravilloso que había amanecido, más propio del mes de julio que no de octubre, poder comer disfrutando de las vistas que el puerto deportivo de Cala d’Or ofrece, iba a ser una verdadera eclosión.
Tocaba reponer fuerzas y eso la organización lo tenía controlado, así que hicimos parada en el Restaurante Aquarius, ubicado en plena marina de Cala d’Or en el que pudimos asombrarnos para bien por ser una comida sencilla, honesta y sabrosa.
Su carta ofrece una amplia carta de comida española, carnes de primera calidad y, sobre todo, pescado fresco. Los postres caseros y una selección de buenos vinos acaban de marcar la diferencia.
Es Fortí en Cala d’Or
La última parada del día, seguiría en la zona de Cala d’Or. Es Fortí de Cala d’Or es una antigua fortificación militar que goza de eso que tanto nos gusta a todos, las vistas al mar. Andreu Pons, nos fue explicando cómo se construyó en 1730 pero en 1755 hubo un tsunami que destruyó esta fortificación por completo y se volvió a construir en 1793.
Ubicado en Cala Llonga, constituía un punto estratégico y contaba con una guarnición de 4 cañones, cuerpo de guardia para un sargento, 19 hombres y 3 garitas. Se utilizó para fines defensivos hasta 1878, cuando el ejército la subastó y pasó a manos privadas.
Después de su abandono hasta la ruina casi total, fue recuperado por la Fundación Illes Balears y tras un exhaustivo proyecto de rehabilitación integral se abrió al público en forma de mirador. A día de hoy permanece abierto al público de forma gratuita durante todo el año y fue declarado ‘Bien de Interés Cultural’ el 5 de mayo de 1949 con la categoría de Monumento.
Pero si algo tiene Santanyí es que es sinónimo de piedra noble, la que se extrajo, durante siglos de las vetas junto al mar para crear todo tipo de edificios como Es Fortí de Cala d’Or. Una experiencia auténtica que pudimos comprobar nosotros mismos gracias a uno de los pocos artesanos que quedan en la isla, Gori Uceda.
Y como la organización de Som de Mallorca, nunca para de sorprender, boquiabiertos nos dejó con el concierto sorpresa que pudimos disfrutar de Jaume Mas (ex concursante de La Voz y pollencí) acompañados de una diferente pero intensa Rosa Blanca, esa ‘Hoppy Lager’, que brilla por ser suave, refrescante, de aroma intenso y que tantos buenos momentos me ha dado durante mi pasado profesional.
Y así, con este concierto íntimo en un lugar emblemático dimos por finalizada la intensa jornada del día. Por cierto, si eres de los que organizan eventos, este es un lugar perfecto para exposiciones, conciertos de verano y muchas otras actividades sociales y culturales.
Día 3
Y así llegamos al último día de blogtrip, y una vez más Mallorca nos cautivaba con su magnífica temperatura a mediados del mes de octubre, algo que sin ninguna duda diferencia este destino de cualquier otro, gracias a la posibilidad de alargar la temporada hasta bien entrado el mes de noviembre.
Así que tras dar por finalizado mi momento orgásmico del desayuno disfrutando de unas vistas sin precedentes tocaba coger sombrero, mochila y deportivas, porque hoy, el día sonaba a mar, velocidad y diversión. Y así fue como a carcajada limpia llegamos a Cala d’Or para montarnos en la embarcación de Sea Riders que nos llevaría a descubrir la preciosa costa de Santanyí a modo de despertador para los más rezagados del grupo.
La costa sudeste desde el mar con Sea Riders
Ruido de motores, posición de espalda recta y aquella barca tomó la velocidad de lancha para provocar, sin ton ni son, la mejor de nuestras carcajadas y el no parar de saltar una y otra vez levantando nuestro ‘pompis’ del asiento. Así pasamos una jornada de lo más divertida navegando y apreciando aún más la tierra en la que vivimos.
Durante el trayecto pudimos ver Cala Figuera, Porto Petro, Cala Santanyí, Cala Llombards, el parque natural de S’Amarador y Mondragó, y el maravilloso ‘Es Pontàs’ pero desde el mar. Una perspectiva de esta gran roca natural en forma de puente que ya se ha convertido en todo un ‘hit’ en Instagram el cual nadie quiere dejar de capturar si visita esta zona de Mallorca.
La verdad que había visitado muchas veces Es Pontàs – ubicado en la costa entre Cala Santanyí y Cala Llombards -, pero nunca había podido verlo desde el mar y os aseguro que es aún más espectáculo todavía. Así que no dudéis en visitar a los amigos de Sea Riders para que os ofrezcan esta super experiencia.
Cala Figuera
Seguimos de ruta y llegamos al que sería el escenario de la despedida del blogtrip pero no sin antes disfrutar de la zona por excelencia para mi y que siempre ha guardado en mi memoria un espacio especial por su belleza y que me teletransporta a ciudades tan maravillosas y a sus puertos pesqueros como Copenhague, Essaouira o Venecia. Y es que así la llaman muchos turistas alemanes: la ‘Pequeña Venecia’.
Cala Figuera y su bucólico pueblo de pescadores nos brindó la posibilidad de pasear por ella entre las incontables reses que se amontonan en la zona y arropados por el calor con claros y nubes de un día de otoño que dejaba resistir la manga corta.
De la mano de Albert Camargo, Técnico de Turismo en el Ayuntamiento de Santanyí, conocimos toda la historia de este puerto que tiene forma de ‘Y’ y que está rodeado de casitas de pescadores con sus propias embarcaciones. En sus aguas prevalecen los típicos llaüts i las barques de bou. Mientras iniciamos el paseo por el ‘Caló d’en Busques’, Albert hizo una parada para enseñarnos dónde se ubican las dos primeras viviendas de Cala Figuera: Can Ferrereta y Sa Barraque Veye.
Seguimos bordeando el puertecito y haciendo fotos sin parar. Cualquier rincón goza del paisaje perfecto para capturarlo. Caminando llegamos a un puente de madera en el que cierta coplera grabó parte de su videoclip. Ella fue Rocio Jurado interpretando su tema ‘Como una ola’. Sin ninguna duda esta zona ha sido escenario y plató de numerosas grabaciones.
Así llegamos hasta ‘Caló d’en Boir’ donde tras tomar un par más de fotos pusimos rumbo a Bon Bar, nuestra parada gastronómica. Por el camino, también nos sorprendimos con la grabación del programa ‘Gent de la mar’ de IB3 Televisió, donde Manolo Barahona, más conocido por su calamar a la bruta en el restaurante Can Manolo, grababa unas imágenes metido en faena.
He de decir que, aunque Cala Figuera no tiene playa de arena ofrece muchos otros atributos que la hacen bella por dentro y por fuera, y sino, ya me lo dirás.
Este restaurante me cautivó por tener unas de las mejores vistas desde su terraza donde puedes ver la preciosa Cala Figuera. Aunque he de decir, que parece mentira que muchas veces los ‘mallorquines’ no sabemos donde ir a comer durante el fin de semana teniendo lugares tan maravillosos que no solo brillan por su ubicación, sino también, por las delicias que nos fueron sirviendo: pulpo a la brasa, croquetas caseras, mejillones al vapor, secreto ibérico y un delicioso gató mallorquín. ¿Qué más se podía pedir en este domingo?
Por cierto, en esa zona existe la que llaman ‘La Casa del Libro’… Espero que, si vas y sigues mis recomendaciones la encuentres, seguro que te quedarás boquiabiert@.
Así pusimos fin a la que sería una experiencia más descubriendo los enclaves de Mallorca gracias a la organización de @somdemallorca y a la implicación de @visitcalador @visitcalafiguera y al Ayuntamiento de Santanyí. Pero también gracias a todos los artesanos, proveedores y empresarios que se implican en iniciativas como Son de Mallorca y dejan que todos nosotros podamos experimentarlas y hacernos eco para amplificar el mensaje y el servicio que realizan.
Me encantaría saber que has llegado hasta el final de esta aventura relatada a modo de vivencia personal, así que, si te ha gustado, será un placer saber que la compartes con todos los que te gustaría que vivieran contigo una experiencia parecida o igual en este rincón de la isla.